La muerte de Segarra, a los 86 años, es doblemente triste pues la querida ‘Negrita’, como la llamaban, falleció sin poder conocer el paradero de sus nietos, nacidos en cautiverio.
Con una gran fortaleza, Segarra vivió los últimos años de su vida con el dolor de que la sangrienta dictadura le arrebatara a sus tres hijos, dos de ellas mujeres secuestradas embarazadas el junio de 1978.
‘Esta pérdida debe darnos más fuerza para seguir con la búsqueda’, expresaron desde la institución de las Abuelas.
Desde la ciudad bonaerense de Mar del Plata, Segarra ayudó a fundar la filial de las Abuelas allí y junto con ese aguerrido colectivo de mujeres batalló día y noche por saber del paradero de los hijos y restituir la identidad de los niños robados.
‘Negrita y su marido Osvaldo sufrieron el secuestro y la desaparición de sus tres hijos de manera consecutiva en junio de 1978, en pleno mundial de fútbol. Primero, fue su hija Alicia, embarazada de dos meses junto a su compañero Carlos María Mendoza. Luego, Laura de 17 años junto a su compañero Pablo Torres, y Jorge’, recordaron las Abuelas.
Como la mayoría de los familiares de desaparecidos, recorrió comisarías, juzgados y decenas de dependencias del Estado, sin obtener respuesta, agregó en un comunicado el colectivo, que destaca su entrega a la lucha por verdad, memoria y justicia y por el nunca más.